Explicación, estudio y comentario bíblico de Ezequiel 47:1-11 verso por verso
Entonces me hizo volver a la entrada del templo. Y he aquí que de debajo del umbral del templo salían aguas hacia el oriente, porque la fachada del templo estaba al oriente. Las aguas descendían de debajo del lado sur del templo y pasaban por el lado sur del altar.
Luego me sacó por el camino de la puerta del norte y me hizo dar la vuelta por afuera hasta el exterior de la puerta que da al oriente. Y he aquí que las aguas fluían por el lado sur.
Cuando el hombre salió hacia el oriente, llevaba un cordel en su mano. Entonces midió quinientos metros y me hizo pasar por las aguas hasta los tobillos.
Midió otros quinientos metros y me hizo pasar por las aguas hasta las rodillas. Midió luego otros quinientos metros y me hizo pasar por las aguas hasta la cintura.
Midió otros quinientos metros, y el río ya no se podía cruzar, porque las aguas habían crecido. El río no se podía cruzar sino a nado.
Y me preguntó: “¿Has visto, oh hijo de hombre?”. Después me condujo y me hizo volver a la ribera del río.
Cuando volví, he aquí que en la ribera del río había muchísimos árboles, tanto a un lado como al otro.
Y me dijo: “Estas aguas van a la región del oriente; descenderán al Arabá y llegarán al mar, a las aguas saladas; y las aguas serán saneadas.
Y sucederá que todo ser viviente que se desplace por dondequiera que pase el río vivirá. Habrá muchísimos peces por haber entrado allá estas aguas, pues las aguas serán saneadas. Y todo aquello a donde llegue este río vivirá.
Y sucederá que junto a él habrá pescadores, y desde En-guedi hasta En-eglaim será un tendedero de redes. Sus peces, según sus especies, serán tan numerosos como los peces del mar Grande.
Sus pantanos y lagunas no serán saneados, pues quedarán para salinas.