Explicación, estudio y comentario bíblico de Gálatas 2:1-11 verso por verso
Luego, después de catorce años, subí otra vez a Jerusalén, junto con Bernabé, y llevé conmigo también a Tito.
Pero subí de acuerdo con una revelación y les expuse el evangelio que estoy proclamando entre los gentiles. Esto lo hice en privado ante los de alta reputación, para asegurarme de que no corro ni he corrido en vano.
Sin embargo, ni siquiera Tito, quien estaba conmigo, siendo griego fue obligado a circuncidarse,
a pesar de los falsos hermanos quienes se infiltraron secretamente para espiar nuestra libertad que tenemos en Cristo Jesús a fin de reducirnos a esclavitud.
Ni por un momento cedimos en sumisión a ellos para que la verdad del evangelio permaneciera a favor de ustedes.
Sin embargo, aquellos que tenían reputación de ser importantes — quiénes hayan sido en otro tiempo, a mí nada me importa; Dios no hace distinción de personas — a mí, a la verdad, los de alta reputación no me añadieron nada nuevo.
Más bien, al contrario, cuando vieron que me había sido confiado el evangelio para la incircuncisión igual que a Pedro para la circuncisión
— porque el que actuó en Pedro para hacerlo apóstol de la circuncisión actuó también en mí para hacerme apóstol a favor de los gentiles — ,
y cuando percibieron la gracia que me había sido dada, Jacobo, Pedro y Juan, quienes tenían reputación de ser columnas, nos dieron a Bernabé y a mí la mano derecha en señal de compañerismo, para que nosotros fuéramos a los gentiles y ellos a los de la circuncisión.
Solamente nos pidieron que nos acordáramos de los pobres, cosa que procuré hacer con esmero.
Pero cuando Pedro vino a Antioquía, yo me opuse a él frente a frente porque era reprensible.