• Gálatas 3:15

    Hermanos, hablo en términos humanos: Aunque un pacto sea de hombres, una vez ratificado, nadie lo cancela ni le añade.

  • Gálatas 3:16

    Ahora bien, las promesas a Abraham fueron pronunciadas también a su descendencia. No dice: “y a los descendientes”, como refiriéndose a muchos, sino a uno solo: y a tu descendencia, que es Cristo.

  • Gálatas 3:17

    Esto, pues, digo: El pacto confirmado antes por Dios no lo abroga la ley, que vino cuatrocientos treinta años después, para invalidar la promesa.

  • Gálatas 3:18

    Porque si la herencia fuera por la ley ya no sería por la promesa; pero a Abraham Dios le ha dado gratuitamente la herencia por medio de una promesa.

  • Gálatas 3:19

    Entonces, ¿para qué existe la ley? Fue dada por causa de las transgresiones, hasta que viniera la descendencia a quien había sido hecha la promesa. Y esta ley fue promulgada por medio de ángeles, por mano de un mediador.

  • Gálatas 3:20

    Y el mediador no es de uno solo, pero Dios es uno.

  • Gálatas 3:21

    Por consecuencia, ¿es la ley contraria a las promesas de Dios? ¡De ninguna manera! Porque si hubiera sido dada una ley capaz de vivificar, entonces la justicia sería por la ley.

  • Gálatas 3:22

    No obstante, la Escritura lo encerró todo bajo pecado para que la promesa fuera dada por la fe en Jesucristo a los que creen.

  • Gálatas 3:23

    Pero antes que viniera la fe estábamos custodiados bajo la ley, reservados para la fe que había de ser revelada.

  • Gálatas 3:24

    De manera que la ley ha sido nuestro tutor para llevarnos a Cristo, para que seamos justificados por la fe.

  • Gálatas 3:25

    Pero, como ha venido la fe, ya no estamos bajo tutor.

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