Explicación, estudio y comentario bíblico de Gálatas 5:1-24 verso por verso
Estén, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no se pongan otra vez bajo el yugo de la esclavitud.
He aquí yo, Pablo, les digo que si se dejan circuncidar, de nada les aprovechará Cristo.
Y otra vez declaro a todo hombre que acepta ser circuncidado, que está obligado a cumplir toda la ley.
Ustedes, que pretenden ser justificados en la ley, ¡han quedado desligados de Cristo y de la gracia han caído!
Porque nosotros por el Espíritu aguardamos por la fe la esperanza de la justicia.
Pues en Cristo Jesús ni la circuncisión ni la incircuncisión valen nada sino la fe que actúa por medio del amor.
Corrían bien. ¿Quién los estorbó para no obedecer a la verdad?
Tal persuasión no proviene de aquel que los llama.
Un poquito de levadura leuda toda la masa.
Yo confío en el Señor con respecto a ustedes que no pensarán de ninguna otra manera; y el que los inquieta llevará su castigo, sea quien sea.
Pero con respecto a mí, hermanos, si todavía predico la circuncisión, ¿por qué aún soy perseguido? En tal caso, se habría quitado el tropiezo de la cruz.
¡Ojalá se mutilasen los que los perturban!
Ustedes fueron llamados a la libertad, hermanos; solamente que no usen la libertad como pretexto para la carnalidad. Más bien, sírvanse los unos a los otros por medio del amor,
porque toda la ley se ha resumido en un solo precepto:
Pero si se muerden y se comen los unos a los otros, miren que no sean consumidos los unos por los otros.
Digo, pues: Anden en el Espíritu, y así jamás satisfarán los malos deseos de la carne.
Porque la carne desea lo que es contrario al Espíritu, y el Espíritu lo que es contrario a la carne. Ambos se oponen mutuamente para que no hagan lo que quisieran.
Pero si son guiados por el Espíritu, no están bajo la ley.
Ahora bien, las obras de la carne son evidentes. Estas son: inmoralidad sexual, impureza, desenfreno,
idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, ira, contiendas, disensiones, partidismos,
envidia, borracheras, orgías y cosas semejantes a estas, de las cuales les advierto, como ya lo hice antes, que los que hacen tales cosas no heredarán el reino de Dios.
Pero el fruto del Espíritu es: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
mansedumbre y dominio propio. Contra tales cosas no hay ley
porque los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.