Explicación, estudio y comentario bíblico de Génesis 16:4-14 verso por verso
Abram se unió a Agar, y ella concibió. Pero al ver que había concebido, empezó a mirar con desprecio a su señora.
Entonces Sarai dijo a Abram: — Mi agravio recaiga sobre ti. Yo puse a mi sierva en tu seno; y ella, viéndose encinta, me mira con desprecio. El SEÑOR juzgue entre tú y yo.
Abram respondió a Sarai: — He aquí, tu sierva está en tus manos. Haz con ella como te parezca bien. Como Sarai la afligía, ella huyó de su presencia.
Pero el ángel del SEÑOR la encontró en el desierto junto a un manantial de agua (el manantial que está en el camino de Shur),
y le dijo: — Agar, sierva de Sarai, ¿de dónde vienes y a dónde vas? Ella respondió: — Huyo de la presencia de Sarai, mi señora.
El ángel del SEÑOR le dijo: — Vuelve a tu señora y sométete a su autoridad.
— Le dijo también el ángel del SEÑOR — : Multiplicaré tanto tus descendientes, que no podrán ser contados a causa de su gran número.
— Le dijo además el ángel del SEÑOR — : He aquí que has concebido y darás a luz un hijo. Y llamarás su nombre Ismael, porque el SEÑOR ha escuchado tu aflicción.
Él será como un asno montés, un hombre cuya mano estará contra todos, y las manos de todos estarán contra él. Y habitará frente a todos sus hermanos.
Ella invocó el nombre del SEÑOR, que hablaba con ella, y dijo: — Tú eres un Dios que me ve. Pues pensó: “¿Acaso no he visto aquí al que me ve?”.
Por eso llamó al pozo Beer-lajai-roí. He aquí que está entre Cades y Bered.