Explicación, estudio y comentario bíblico de Génesis 31:4-16 verso por verso
Jacob mandó llamar a Raquel y a Lea al campo donde estaban sus ovejas,
y les dijo: — Veo que la mirada de su padre ya no es para conmigo como era antes. Pero el Dios de mi padre ha estado conmigo.
Ustedes saben que he trabajado para su padre con todas mis fuerzas,
y que su padre me ha engañado y que ha cambiado mi salario diez veces. Pero Dios no le ha permitido que me hiciera daño.
Si él decía: “Los pintados serán tu salario”, entonces todas las ovejas parían pintados. Y si decía: “Los listados serán tu salario”, entonces todas las ovejas parían listados.
Así Dios quitó el ganado de su padre y me lo dio a mí.
Y sucedió que en el tiempo en que se apareaban las ovejas, alcé mis ojos y vi en sueños que los machos que cubrían a las hembras eran listados, pintados y jaspeados.
Entonces el ángel del SEÑOR me dijo en sueños: “Jacob”. Yo dije: “Heme aquí”.
Y él dijo: “Alza ahora tus ojos y mira cómo todos los machos que cubren a las ovejas son listados, pintados y jaspeados; porque yo he visto todo lo que Labán te ha hecho.
Yo soy el Dios de Betel, donde tú ungiste la piedra y me hiciste un voto. Levántate, sal de esta tierra y vuelve a la tierra de tu nacimiento”.
Raquel y Lea le respondieron diciendo: — ¿Acaso tenemos todavía parte o heredad en la casa de nuestro padre?
¿No nos considera él ya como extrañas, puesto que nos vendió y se ha comido del todo nuestro precio?
Toda la riqueza que Dios ha quitado a nuestro padre es nuestra y de nuestros hijos. Ahora pues, haz todo lo que Dios te ha dicho.