Explicación, estudio y comentario bíblico de Génesis 32:3-28 verso por verso
Después Jacob envió mensajeros delante de sí a su hermano Esaú, a la tierra de Seír, en los campos de Edom.
Y les mandó diciendo: — Así dirán a mi señor Esaú: “Así dice tu siervo Jacob: ‘He residido con Labán, con quien he permanecido hasta ahora.
Tengo vacas, asnos, ovejas, siervos y siervas; y envío a decírselo a mi señor, para hallar gracia ante sus ojos’ ”.
Los mensajeros volvieron a Jacob, y dijeron: — Fuimos a tu hermano Esaú. Él también viene a recibirte acompañado de cuatrocientos hombres.
Entonces Jacob tuvo mucho temor y se angustió. Luego dividió en dos campamentos la gente que tenía consigo, así como las ovejas, las vacas y los camellos,
pues dijo: “Si Esaú viene contra un campamento y lo ataca, el otro campamento podrá escapar”.
Luego dijo Jacob: — Dios de mi padre Abraham, Dios de mi padre Isaac, oh SEÑOR, que me dijiste: “Vuelve a tu tierra y a tu parentela, y yo te prosperaré”,
yo no soy digno de todas las misericordias y de toda la fidelidad con que has actuado para con tu siervo. Con solo mi cayado pasé este Jordán, y ahora tengo dos campamentos.
Líbrame, por favor, de la mano de mi hermano, de la mano de Esaú, porque le temo. No sea que venga y me mate y también a la madre junto con los hijos.
Tú has dicho: “Yo te prosperaré y haré que tu descendencia sea como la arena del mar, que por ser tan numerosa no se puede contar”.
Jacob pasó allí aquella noche, y tomó de lo que tenía a mano un presente para su hermano Esaú:
Doscientas cabras y veinte machos cabríos, doscientas ovejas y veinte carneros,
treinta camellas que estaban dando de mamar y sus crías, cuarenta vacas y diez toros, veinte asnas y diez borriquillos.
Entregó cada rebaño a sus siervos por separado, y les dijo: — Vayan delante de mí guardando cierta distancia entre rebaño y rebaño.
Mandó al primero diciendo: — Cuando Esaú mi hermano te encuentre y te pregunte diciendo: “¿De quién eres tú? ¿Y adónde vas? ¿De quién es eso que llevas delante de ti?”,
le dirás: “De tu siervo Jacob; es un presente que envía a mi señor Esaú. Y he aquí que él también viene detrás de nosotros”.
Mandó también al segundo, al tercero, y a todos los que iban detrás de los rebaños, diciendo: — Así hablarán a Esaú cuando lo encuentren.
También le dirán: “He aquí que tu siervo Jacob viene detrás de nosotros”. Pues pensó: “Apaciguaré su ira con el presente que va delante de mí, para que después pueda yo verlo; quizás él me acepte”.
Jacob hizo pasar el presente delante de sí, y él se quedó a pasar aquella noche en el campamento.
Pero levantándose aquella noche, tomó a sus dos mujeres, a sus dos siervas y a sus once hijos, y pasó el vado del Jaboc.
Los tomó y los hizo cruzar el río junto con todo lo que tenía.
Jacob se quedó solo, y un hombre luchó con él hasta que rayaba el alba.
Como vio que no podía con Jacob, le tocó en el encaje de la cadera, y el encaje de la cadera se le dislocó mientras luchaba con él.
Entonces el hombre le dijo: — ¡Déjame ir, porque ya raya el alba! Y le respondió: — No te dejaré, si no me bendices.
Él le dijo: — ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: — Jacob.
Él le dijo: — No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has contendido con Dios y con los hombres, y has prevalecido.