Explicación, estudio y comentario bíblico de Génesis 35:1-13 verso por verso
Entonces Dios dijo a Jacob: — Levántate, sube a Betel y quédate allí. Haz allí un altar a Dios, que se te apareció cuando huías de tu hermano Esaú.
Entonces Jacob dijo a su familia y a todos los que lo acompañaban: — Quiten los dioses extraños que hay entre ustedes. Purifíquense y cambien sus vestidos.
Levantémonos y subamos a Betel; allí haré un altar a Dios, que me respondió en el día de mi angustia y ha estado conmigo en el camino que he andado.
Así entregaron a Jacob todos los dioses extraños que tenían en su poder, y los aretes de sus orejas, y Jacob los escondió al pie de la encina que había junto a Siquem.
Cuando partieron, el terror de Dios se apoderó de los habitantes de las ciudades de sus alrededores, y no persiguieron a los hijos de Jacob.
Jacob y toda la gente que lo acompañaba llegaron a Luz, es decir, a Betel, en la tierra de Canaán,
y allí edificó un altar. Llamó al lugar El-betel, porque allí se le había revelado Dios cuando huía de su hermano.
Entonces murió Débora, nodriza de Rebeca, y fue sepultada al pie de Betel, debajo de una encina, la cual fue llamada Alón-bacut.
Dios se apareció otra vez a Jacob después de haber regresado de Padan-aram, y lo bendijo.
Le dijo Dios: “Tu nombre es Jacob, pero no se llamará más tu nombre Jacob. Tu nombre será Israel”. Y llamó su nombre Israel.
También le dijo Dios: “Yo soy el Dios Todopoderoso. Sé fecundo y multiplícate. De ti procederán una nación y un conjunto de naciones; reyes saldrán de tus lomos.
La tierra que he dado a Abraham y a Isaac, te la daré a ti; a tus descendientes después de ti, les daré la tierra”.
Dios se apartó de él, del lugar donde había hablado con él.