Explicación, estudio y comentario bíblico de Génesis 38:1-11 verso por verso
Aconteció en aquel tiempo que Judá dejó a sus hermanos y se dirigió a residir con un hombre adulamita que se llamaba Jira.
Judá vio allí a la hija de un hombre cananeo llamado Súa, y la tomó y se unió a ella.
Ella concibió y dio a luz un hijo, y él llamó su nombre Er.
Ella concibió otra vez y dio a luz otro hijo, y ella llamó su nombre Onán.
Volvió a concebir y dio a luz otro hijo, y ella llamó su nombre Sela. Él estaba en Quezib cuando ella dio a luz.
Judá tomó una mujer para Er, su primogénito; esta se llamaba Tamar.
Pero Er, el primogénito de Judá, era malo ante los ojos del SEÑOR, y el SEÑOR le quitó la vida.
Entonces Judá dijo a Onán: — Únete a la mujer de tu hermano; cumple así con ella tu deber de cuñado, y levanta descendencia a tu hermano.
Pero sabiendo Onán que el hijo que le naciera no sería considerado suyo, sucedía que cada vez que se unía a la mujer de su hermano, vertía en tierra para no dar descendencia a su hermano.
Pero lo que hacía era malo ante los ojos del SEÑOR, y también a él le quitó la vida.
Entonces habló Judá a Tamar su nuera, diciendo: — Permanece viuda en la casa de tu padre hasta que crezca mi hijo Sela. Porque pensaba: “No sea que muera él también como sus hermanos”. Y Tamar se fue y permaneció en la casa de su padre.