Explicación, estudio y comentario bíblico de Génesis 44:18-29 verso por verso
Entonces Judá se acercó a él y le dijo: — ¡Ay, señor mío! Permite que hable tu siervo una palabra a oídos de mi señor. No se encienda tu ira contra tu siervo, puesto que tú eres como el mismo faraón.
Mi señor preguntó a sus siervos diciendo: “¿Tienen padre o hermano?”.
Y nosotros respondimos a mi señor: “Tenemos un padre anciano y un muchacho pequeño que le nació en su vejez. Un hermano suyo murió. Solo él ha quedado de su madre, y su padre lo ama”.
Tú dijiste a tus siervos: “Tráiganmelo para que lo vea”.
Y nosotros dijimos a mi señor: “El joven no puede dejar a su padre; porque si lo deja, su padre morirá”.
Y dijiste a tus siervos: “Si su hermano menor no viene con ustedes, no verán más mi cara”.
»Aconteció, pues, que cuando fuimos a tu siervo, mi padre, le contamos las palabras de mi señor.
Y nuestro padre dijo: “Vuelvan a comprarnos un poco más de alimentos”.
Nosotros respondimos: “No podemos ir, a menos que nuestro hermano menor vaya con nosotros. Porque no podemos ver la cara de aquel hombre si nuestro hermano menor no está con nosotros”.
Entonces tu siervo, mi padre, nos dijo: “Ustedes saben que mi mujer me dio dos hijos,
y que uno de ellos partió de mi presencia y pienso que de cierto fue despedazado, pues hasta ahora no lo he vuelto a ver.
Si toman también a este de mi presencia y le acontece alguna desgracia, harán descender mis canas con aflicción a la sepultura”.