Explicación, estudio y comentario bíblico de Génesis 48:5-16 verso por verso
Y ahora, tus dos hijos, Efraín y Manasés, que te nacieron en la tierra de Egipto antes de que yo viniera a ti en la tierra de Egipto, serán míos; como Rubén y Simeón serán míos.
Pero tus descendientes que engendres después de ellos serán tuyos, y en sus heredades serán llamados según el nombre de sus hermanos.
Porque cuando yo venía de Padan-aram, se me murió Raquel en la tierra de Canaán, en el camino, a corta distancia de Efrata; y allí la sepulté en el camino de Efrata, es decir, de Belén.
Entonces Israel vio a los hijos de José y preguntó: — ¿Quiénes son estos?
José respondió a su padre: — Son mis hijos, que Dios me ha dado aquí. Y él dijo: — Por favor, acércamelos para que los bendiga.
Los ojos de Israel estaban tan debilitados por la vejez que no podía ver. Hizo, pues, que ellos se acercaran a él; y él los besó y los abrazó.
Y dijo Israel a José: — Yo no esperaba ver tu cara, ¡y he aquí que Dios me ha hecho ver también a tus hijos!
Entonces José los apartó de entre sus rodillas, y se postró con su rostro a tierra.
Luego tomó José a ambos: a Efraín a su derecha (a la izquierda de Israel), y a Manasés a su izquierda (a la derecha de Israel); y los acercó a él.
Luego Israel extendió su mano derecha y la puso sobre la cabeza de Efraín, que era el menor, y su izquierda la puso sobre la cabeza de Manasés, cruzando sus manos a propósito, a pesar de que el primogénito era Manasés.
Y bendijo a José diciendo: