Explicación, estudio y comentario bíblico de Génesis 8:1-14 verso por verso
Dios se acordó de Noé y de todos los animales y todo el ganado que estaban con él en el arca, e hizo soplar un viento sobre la tierra, y las aguas disminuyeron.
Fueron cerradas las fuentes del océano y las ventanas de los cielos, y se detuvo la lluvia de los cielos.
Las aguas decrecían gradualmente sobre la tierra, y después de ciento cincuenta días las aguas habían menguado.
El día diecisiete del mes séptimo se asentó el arca sobre los montes de Ararat,
y las aguas siguieron decreciendo hasta el mes décimo. El primer día del mes décimo se hicieron visibles las cumbres de las montañas.
Y sucedió que cuarenta días después Noé abrió la ventana del arca que había hecho,
y envió un cuervo que iba y venía hasta que las aguas se secaron sobre la tierra.
También envió una paloma para ver si las aguas habían disminuido sobre la superficie de la tierra.
La paloma no halló donde asentar la planta de su pie y volvió a él, al arca, porque las aguas todavía cubrían la superficie de toda la tierra. Entonces él extendió su mano, la tomó y la hizo entrar consigo en el arca.
Esperó aún otros siete días y volvió a enviar la paloma fuera del arca.
La paloma volvió a él al atardecer, y he aquí que traía una hoja verde de olivo en el pico. Así entendió Noé que las aguas habían disminuido sobre la tierra.
Esperó aún otros siete días y envió la paloma, la cual no volvió más a él.
Y sucedió que el primer día del mes primero del año seiscientos uno de Noé se secaron las aguas sobre la tierra. Noé quitó la cubierta del arca y miró, y he aquí que la superficie de la tierra estaba seca.
El día veintisiete del mes segundo quedó seca la tierra.