Explicación, estudio y comentario bíblico de Habacuc 2:5-35 verso por verso
Y aunque el traidor se enriquezca, no prosperará el hombre arrogante. Ensanchará su garganta como el Seol; será como la muerte y no se saciará. Reúne hacia él todas las naciones; congrega hacia él todos los pueblos.
Pero, ¿no han de levantar todos estos la voz contra él con refranes y sarcasmos? Le dirán: “¡Ay del que multiplica lo que no es suyo! ¿Hasta cuándo ha de amontonar sobre sí las prendas empeñadas?”.
»¿No se habrán de levantar súbitamente tus acreedores y se despertarán los que te opriman y serás para ellos objeto de rapiña?
Porque has despojado a muchas naciones, todos los demás pueblos te despojarán a ti, a causa de la sangre humana y de la violencia hecha a la tierra, a las ciudades y a todos los que habitaban en ellas.
»¡Ay del que codicia injusta ganancia para su casa, poniendo en alto su nido para escaparse de mano de la calamidad!
Has tomado consejo vergonzoso para tu casa; has arruinado a muchos pueblos y has corrompido tu vida.
Por eso la piedra clamará desde el muro, y la viga del enmaderado le responderá.
»¡Ay del que edifica la ciudad con sangre y del que establece la aldea con iniquidad!
¿Acaso esto no proviene del SEÑOR de los Ejércitos? Los pueblos habrán trabajado para el fuego y las naciones se habrán fatigado para nada.
Porque la tierra estará llena del conocimiento de la gloria del SEÑOR, como las aguas cubren el mar.
»¡Ay del que da de beber a su compañero del cáliz de su ira y lo embriaga para mirar su desnudez!
Te has llenado de deshonra más que de honra; bebe tú también y atúrdete. La copa que está en la mano derecha del SEÑOR se volverá contra ti y la desgracia caerá sobre tu gloria.
Porque sobre ti caerá la violencia hecha al Líbano, y el despojo de las fieras te abatirá a causa de la sangre humana y de la violencia hecha a la tierra, a las ciudades y a todos los que habitaban en ellas.
»¿De qué sirve la escultura que talla el escultor? ¿De qué sirve la imagen de fundición, si es maestra de engaño para que el escultor confíe en su obra haciendo ídolos mudos?
Ay del que dice al palo: “¡Despiértate!” y a la piedra muda: “¡Levántate!”. ¿Podrá él enseñar? He aquí que está cubierto de oro y de plata; no hay espíritu dentro de él.
»Pero el SEÑOR está en su santo templo: ¡Calle delante de él toda la tierra!