Explicación, estudio y comentario bíblico de Hebreos 10:10-18 verso por verso
Es en esa voluntad que somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre.
Todo sacerdote se ha presentado, día tras día, para servir en el culto y ofrecer muchas veces los mismos sacrificios que nunca pueden quitar los pecados.
Pero este, habiendo ofrecido un solo sacrificio por los pecados, se sentó para siempre a la diestra de Dios,
esperando de allí en adelante hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies.
Porque con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los santificados.
También el Espíritu Santo nos da testimonio, porque después de haber dicho:
“Este es el pacto que haré con ellos después de aquellos días”, dice el Señor; “pondré mis leyes en su corazón, y en su mente las inscribiré”,
él añade: “de los pecados e iniquidades de ellos nunca más me acordaré”.
Pues donde hay perdón de pecados no hay más ofrenda por el pecado.