Explicación, estudio y comentario bíblico de Hebreos 12:12-24 verso por verso
Por lo tanto, fortalezcan las manos debilitadas y las rodillas paralizadas;
y enderecen para sus pies los caminos torcidos, para que el cojo no sea desviado sino, más bien, sanado.
Procuren la paz con todos, y la santidad sin la cual nadie verá al Señor.
Miren bien que ninguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que ninguna raíz de amargura brote y cause estorbo, y que por ella muchos sean contaminados;
que ninguno sea inmoral ni profano como Esaú que, por una sola comida, vendió su propia primogenitura.
Porque ya saben que fue reprobado, a pesar de que después quería heredar la bendición, porque no halló más ocasión de arrepentimiento, aunque lo buscó con lágrimas.
Ustedes no se han acercado al monte que se podía tocar, al fuego encendido, a las tinieblas, a la profunda oscuridad, a la tempestad,
al sonido de la trompeta y al estruendo de las palabras que los que lo oyeron rogaron que no se les hablara más
porque no podían soportar lo que se mandaba: Si un animal toca el monte, será apedreado.
Y tan terrible era aquel espectáculo que Moisés dijo: “Estoy aterrado y temblando”.
Más bien, se han acercado al monte Sion, a la ciudad del Dios vivo, a la Jerusalén celestial, a la reunión de miríadas de ángeles,
a la asamblea de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el juez de todos, a los espíritus de los justos ya hechos perfectos,
a Jesús el mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.