Explicación, estudio y comentario bíblico de Hebreos 7:3-10 verso por verso
Sin padre ni madre ni genealogía, no tiene principio de días ni fin de vida; y en esto se asemeja al Hijo de Dios: en que permanece sacerdote para siempre.
Miren, pues, cuán grande fue aquel a quien aun el patriarca Abraham le dio los diezmos del botín.
Ciertamente, aquellos descendientes de Leví que han recibido el sacerdocio tienen, según la ley, mandamiento de recibir los diezmos del pueblo, es decir, de sus hermanos, aunque ellos también son descendientes de Abraham.
Pero aquel, cuya genealogía no es contada entre ellos, recibió los diezmos de Abraham y bendijo al que tenía las promesas.
Indiscutiblemente, el que es menor es bendecido por el mayor.
Aquí hombres que mueren reciben los diezmos, mientras que allí los recibe aquel acerca de quien se ha dado testimonio de que vive.
Y por decirlo así, en la persona de Abraham también Leví, el que recibe los diezmos, dio el diezmo.
Porque él todavía estaba en el cuerpo de su padre cuando Melquisedec le salió al encuentro.