Explicación, estudio y comentario bíblico de Hebreos 9:21-24 verso por verso
Y roció también con la sangre el tabernáculo y todos los utensilios del servicio
pues, según la ley, casi todo es purificado con sangre, y sin derramamiento de sangre no hay perdón.
Era, pues, necesario purificar las figuras de las cosas celestiales con estos ritos; pero las mismas cosas celestiales con sacrificios superiores a estos.
Porque Cristo no entró en un lugar santísimo hecho de manos, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora delante de Dios a nuestro favor.