Explicación, estudio y comentario bíblico de Hechos 10:7-18 verso por verso
En cuanto se fue el ángel que hablaba con él, Cornelio llamó a dos de sus criados y a un soldado piadoso de entre sus asistentes,
y después de haberles contado todo esto, los envió a Jope.
Al día siguiente, mientras ellos iban viajando por el camino y llegaban cerca de la ciudad, Pedro subió a la azotea para orar, como al mediodía.
Sintió mucha hambre y deseaba comer; pero mientras preparaban la comida, le sobrevino un éxtasis.
Vio el cielo abierto y un objeto que descendía como un gran lienzo, bajado por sus cuatro extremos a la tierra.
En el lienzo había toda clase de cuadrúpedos y reptiles de la tierra y aves del cielo.
Y le vino una voz: — Levántate, Pedro; mata y come.
Entonces Pedro dijo: — ¡De ninguna manera, Señor! Porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás.
La voz volvió a él por segunda vez: — Lo que Dios ha purificado, no lo tengas tú por común.
Esto ocurrió tres veces, y de repente el objeto fue elevado al cielo.
Mientras Pedro estaba perplejo dentro de sí acerca de lo que pudiera ser la visión que había visto, he aquí los hombres enviados por Cornelio, habiendo preguntado por la casa de Simón, llegaron a la puerta.
Entonces llamaron y preguntaron si un Simón que tenía por sobrenombre Pedro se hospedaba allí.