Explicación, estudio y comentario bíblico de Hechos 13:7-31 verso por verso
Él estaba con el procónsul Sergio Paulo, un hombre prudente. Este, mandando llamar a Bernabé y a Saulo, deseaba oír la palabra de Dios.
Pero el mago Elimas (pues así se traduce su nombre) les resistía, intentando apartar al procónsul de la fe.
Entonces Saulo, que también es Pablo, lleno del Espíritu Santo, fijó los ojos en él
y dijo: — ¡Oh tú, lleno de todo engaño y de toda malicia, hijo del diablo, enemigo de toda justicia! ¿No cesarás de pervertir los caminos rectos del Señor?
Y ahora, ¡he aquí la mano del Señor está contra ti! Quedarás ciego por un tiempo sin ver el sol. De repente cayeron sobre él niebla y tinieblas, y andando a tientas, buscaba quien le condujera de la mano.
Entonces, al ver lo que había sucedido, el procónsul creyó, maravillado de la doctrina del Señor.
Habiendo zarpado de Pafos, Pablo y sus compañeros arribaron a Perge de Panfilia; pero Juan se separó de ellos y se volvió a Jerusalén.
Pasando de Perge, ellos llegaron a Antioquía de Pisidia. Y en el día sábado, habiendo entrado en la sinagoga, se sentaron.
Después de la lectura de la Ley y de los Profetas, los principales de la sinagoga mandaron a decirles: — Hermanos, si tienen alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablen.
Entonces Pablo se levantó, y haciendo una señal con la mano, dijo: — Hombres de Israel y los que temen a Dios, oigan.
El Dios de este pueblo de Israel escogió a nuestros padres. Enalteció al pueblo, siendo ellos extranjeros en la tierra de Egipto, y con brazo levantado los sacó de allí.
Por un tiempo como de cuarenta años los soportó en el desierto.
Luego destruyó siete naciones en la tierra de Canaán, y les hizo heredar la tierra de ellas;
como unos cuatrocientos cincuenta años. »Después de eso, les dio jueces hasta el profeta Samuel.
Y a partir de entonces pidieron rey, y Dios les dio por cuarenta años a Saúl hijo de Quis, hombre de la tribu de Benjamín.
»Después de quitarlo, les levantó por rey a David, de quien dio testimonio diciendo: “He hallado a David hijo de Isaí, hombre conforme a mi corazón, quien hará toda mi voluntad”.
De la descendencia de David, conforme a la promesa, Dios trajo para Israel un Salvador, Jesús.
Antes de presenciar su venida, Juan predicó el bautismo de arrepentimiento a todo el pueblo de Israel.
Entonces, cuando Juan terminaba su carrera, decía: “¿Quién pensaban que yo soy? Yo no lo soy. Más bien, he aquí viene tras mí uno de quien yo no soy digno de desatar el calzado de sus pies”.
»Hermanos, hijos del linaje de Abraham, y los que entre ustedes temen a Dios: A nosotros nos ha sido enviado el mensaje de esta salvación.
Porque los habitantes de Jerusalén y sus gobernantes, por no reconocer a Jesús ni hacer caso a las palabras de los profetas que se leen todos los sábados, las cumplieron al condenarlo.
Sin hallar en él ninguna causa digna de muerte, pidieron a Pilato que lo matara.
Y como habían cumplido todas las cosas escritas acerca de él, lo bajaron del madero y lo pusieron en el sepulcro.
Pero Dios le levantó de entre los muertos.
Y él apareció por muchos días a los que habían subido con él de Galilea a Jerusalén, los cuales ahora son sus testigos ante el pueblo.