Explicación, estudio y comentario bíblico de Hechos 17:24-34 verso por verso
Este es el Dios que hizo el mundo y todas las cosas que hay en él. Y como es Señor del cielo y de la tierra, él no habita en templos hechos de manos,
ni es servido por manos humanas como si necesitara algo, porque él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas.
De uno solo ha hecho toda raza de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra. Él ha determinado de antemano el orden de los tiempos y los límites de su habitación,
para que busquen a Dios, si de alguna manera, aun a tientas, palparan y le hallaran. Aunque, a la verdad, él no está lejos de ninguno de nosotros;
porque “en él vivimos, nos movemos y somos”. Como también han dicho algunos de sus poetas: “Porque también somos linaje de él”.
»Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte e imaginación de hombres.
Por eso, aunque antes Dios pasó por alto los tiempos de la ignorancia, en este tiempo manda a todos los hombres, en todos los lugares, que se arrepientan;
por cuanto ha establecido un día en el que ha de juzgar al mundo con justicia por medio del Hombre a quien ha designado, dando fe de ello a todos, al resucitarle de entre los muertos.
Cuando le oyeron mencionar la resurrección de los muertos, unos se burlaban, pero otros decían: — Te oiremos acerca de esto en otra ocasión.
Así fue que Pablo salió de en medio de ellos,
pero algunos hombres se juntaron con él y creyeron. Entre ellos estaba Dionisio, quien era miembro del Areópago, y una mujer llamada Dámaris, y otros con ellos.