Explicación, estudio y comentario bíblico de Hechos 2:29-36 verso por verso
»Hermanos, les puedo decir confiadamente que nuestro padre David murió y fue sepultado, y su sepulcro está entre nosotros hasta el día de hoy.
Siendo, pues, profeta y sabiendo que Dios le había jurado con juramento que se sentaría sobre su trono uno de su descendencia,
y viéndolo de antemano, habló de la resurrección de Cristo: que no fue abandonado en el Hades, ni su cuerpo vio corrupción.
¡A este Jesús lo resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos!
»Así que, exaltado por la diestra de Dios y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que ustedes ven y oyen.
Porque David no subió a los cielos, pero él mismo dice: El Señor dijo a mi Señor: “Siéntate a mi diestra,
hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.
Sepa, pues, con certidumbre toda la casa de Israel, que a este mismo Jesús a quien ustedes crucificaron, Dios le ha hecho Señor y Cristo.