Explicación, estudio y comentario bíblico de Hechos 2:29-44 verso por verso
»Hermanos, les puedo decir confiadamente que nuestro padre David murió y fue sepultado, y su sepulcro está entre nosotros hasta el día de hoy.
Siendo, pues, profeta y sabiendo que Dios le había jurado con juramento que se sentaría sobre su trono uno de su descendencia,
y viéndolo de antemano, habló de la resurrección de Cristo: que no fue abandonado en el Hades, ni su cuerpo vio corrupción.
¡A este Jesús lo resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos!
»Así que, exaltado por la diestra de Dios y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que ustedes ven y oyen.
Porque David no subió a los cielos, pero él mismo dice: El Señor dijo a mi Señor: “Siéntate a mi diestra,
hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.
Sepa, pues, con certidumbre toda la casa de Israel, que a este mismo Jesús a quien ustedes crucificaron, Dios le ha hecho Señor y Cristo.
Entonces, cuando oyeron esto, se afligieron de corazón y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: — Hermanos, ¿qué haremos?
Pedro les dijo: — Arrepiéntanse y sea bautizado cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo paraperdón de sus pecados, y recibirán el don del Espíritu Santo.
Porque la promesa es para ustedes, para sus hijos y para todos los que están lejos, para todos cuantos el Señor nuestro Dios llame.
Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba diciendo: — ¡Sean salvos de esta perversa generación!
Así que los que recibieron su palabra fueron bautizados, y fueron añadidas en aquel día como tres mil personas.
Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión, en el partimiento del pan y en las oraciones.
Entonces caía temor sobre toda persona, pues se hacían muchos milagros y señales por medio de los apóstoles.
Y todos los que creían se reunían y tenían todas las cosas en común.