Explicación, estudio y comentario bíblico de Hechos 2:33-47 verso por verso
»Así que, exaltado por la diestra de Dios y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que ustedes ven y oyen.
Porque David no subió a los cielos, pero él mismo dice: El Señor dijo a mi Señor: “Siéntate a mi diestra,
hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.
Sepa, pues, con certidumbre toda la casa de Israel, que a este mismo Jesús a quien ustedes crucificaron, Dios le ha hecho Señor y Cristo.
Entonces, cuando oyeron esto, se afligieron de corazón y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: — Hermanos, ¿qué haremos?
Pedro les dijo: — Arrepiéntanse y sea bautizado cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo paraperdón de sus pecados, y recibirán el don del Espíritu Santo.
Porque la promesa es para ustedes, para sus hijos y para todos los que están lejos, para todos cuantos el Señor nuestro Dios llame.
Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba diciendo: — ¡Sean salvos de esta perversa generación!
Así que los que recibieron su palabra fueron bautizados, y fueron añadidas en aquel día como tres mil personas.
Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión, en el partimiento del pan y en las oraciones.
Entonces caía temor sobre toda persona, pues se hacían muchos milagros y señales por medio de los apóstoles.
Y todos los que creían se reunían y tenían todas las cosas en común.
Vendían sus posesiones y bienes, y los repartían a todos, a cada uno según tenía necesidad.
Ellos perseveraban unánimes en el templo día tras día, y partiendo el pan casa por casa, participaban de la comida con alegría y con sencillez de corazón,
alabando a Dios y teniendo el favor de todo el pueblo. Y el Señor añadía diariamente a su número los que habían de ser salvos.