Explicación, estudio y comentario bíblico de Hechos 20:29-44 verso por verso
Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de ustedes lobos rapaces que no perdonarán la vida al rebaño;
y que de entre ustedes mismos se levantarán hombres que hablarán cosas perversas para descarriar a los discípulos tras ellos.
Por tanto, velen, acordándose que por tres años, de noche y de día, no cesé de amonestar con lágrimas a cada uno.
“Y ahora, hermanos, les encomiendo a Dios y a la palabra de su gracia, a aquel que tiene poder para edificar y para dar herencia entre todos los santificados.
“No he codiciado ni la plata ni el oro ni el vestido de nadie.
Ustedes saben que estas manos proveyeron para mis necesidades y para aquellos que estaban conmigo.
En todo les he demostrado que trabajando así es necesario apoyar a los débiles, y tener presente las palabras del Señor Jesús, que dijo: ‘Más bienaventurado es dar que recibir’ ”.
Cuando había dicho estas cosas, se puso de rodillas y oró con todos ellos.
Entonces hubo gran llanto de todos. Se echaron sobre el cuello de Pablo y le besaban,
lamentando sobre todo por la palabra que había dicho que ya no volverían a ver su cara. Y le acompañaron al barco.