Explicación, estudio y comentario bíblico de Hechos 23:11-22 verso por verso
A la noche siguiente se le presentó el Señor y le dijo: “Sé valiente, Pablo, pues así como has testificado de mí en Jerusalén, así es necesario que testifiques también en Roma”.
Cuando llegó el día, los judíos tramaron un complot y se juraron bajo maldición, diciendo que no comerían ni beberían hasta que hubieran dado muerte a Pablo.
Eran más de cuarenta los que habían hecho esta conjuración.
Ellos fueron a los principales sacerdotes y a los ancianos, y les dijeron: — Nosotros hemos jurado bajo maldición, que no gustaremos nada hasta que hayamos dado muerte a Pablo.
Ahora, pues, ustedes con el Sanedrín soliciten al tribuno que le saque mañana a ustedes, como si tuvieran que investigar su caso con más exactitud. Pero nosotros estaremos preparados para matarle antes de que él llegue.
Pero el hijo de la hermana de Pablo oyó hablar de la emboscada. Él fue, entró en la fortaleza y se lo informó a Pablo.
Pablo llamó a uno de los centuriones y le dijo: — Lleva a este joven al tribuno, porque tiene algo que comunicarle.
Entonces él le tomó, le llevó al tribuno y le dijo: — El preso Pablo me llamó y me rogó que trajera este joven a ti, porque tiene algo que decirte.
El tribuno le tomó de la mano, y llevándolo aparte le preguntó en privado: — ¿Qué es lo que tienes que decirme?
Y él dijo: — Los judíos han acordado rogarte que mañana saques a Pablo al Sanedrín, como si fueran a indagar algo más exacto acerca de él.
Pues tú, no les creas, porque más de cuarenta hombres de ellos le están preparando una emboscada. Se han jurado bajo maldición que no comerán ni beberán hasta que le hayan asesinado. Ahora están listos, esperando una promesa de parte tuya.
Luego el tribuno despidió al joven encargándole: — No digas a nadie que me has informado de esto.