Explicación, estudio y comentario bíblico de Hechos 24:10-44 verso por verso
Entonces, cuando el procurador le dio señal para hablar, Pablo contestó: — Sabiendo que por muchos años has sido juez de esta nación, con confianza expondré mi defensa.
Tú puedes cerciorarte de que no hace más de doce días que subí a Jerusalén para adorar.
No me hallaron disputando con nadie en el templo, ni provocando tumultos del pueblo, ni en las sinagogas ni en la ciudad.
Tampoco pueden ellos comprobarte las cosas de las que ahora me acusan.
Sin embargo, te confieso esto: que sirvo al Dios de mis padres conforme al Camino que ellos llaman secta, creyendo todo lo que está escrito en la Ley y en los Profetas.
Tengo esperanza en Dios, la cual ellos mismos también abrigan, de que habrá resurrección de los justos y de los injustos.
Y por esto yo me esfuerzo siempre por tener una conciencia sin remordimiento delante de Dios y los hombres.
»Pasados muchos años, vine para presentar donativos y ofrendas a mi nación.
Mientras hacía esto, unos judíos de Asia me hallaron purificado en el templo (no en tumulto ni con alboroto).
Ellos deberían comparecer delante de ti y traer acusaciones, si es que tienen algo contra mí.
O que digan estos mismos qué delito hallaron cuando comparecí ante el Sanedrín,
salvo que cuando estuve entre ellos lancé este grito: “¡Con respecto a la resurrección de los muertos yo soy juzgado hoy por ustedes!”.
Entonces Félix, estando bien informado acerca de este Camino, les aplazó diciendo: — Cuando venga el tribuno Lisias, examinaré su caso.
Dio órdenes al centurión de que Pablo fuese custodiado, pero que tuviera algunos privilegios y que no se impidiera a ninguno de los suyos atenderle.
Algunos días después, vino Félix con Drusila su esposa, que era judía. Mandó traer a Pablo, y le oyó acerca de la fe en Cristo Jesús.
Cuando Pablo disertaba de la justicia, del dominio propio y del juicio venidero, Félix se llenó de miedo y respondió: — Por ahora, vete; pero cuando tenga oportunidad, te llamaré.
A la vez, Félix esperaba también que se le diera algún dinero de parte de Pablo. Por eso le hacía venir con frecuencia y hablaba con él.
Pero al cabo de dos años, Félix recibió como sucesor a Porcio Festo, y queriéndose congraciar con los judíos, Félix dejó preso a Pablo.