Explicación, estudio y comentario bíblico de Hechos 27:8-16 verso por verso
Y costeándola con dificultad, llegamos a un lugar llamado Buenos Puertos, cerca del cual estaba la ciudad de Lasea.
Puesto que había transcurrido mucho tiempo y se hacía peligrosa la navegación, porque también el Ayuno ya había pasado, Pablo les amonestaba
diciendo: — Hombres, veo que la navegación ha de realizarse con daño y mucha pérdida, no solo de la carga y de la nave, sino también de nuestras vidas.
Pero el centurión fue persuadido más por el piloto y el capitán del barco, y no por lo que Pablo decía.
Ya que el puerto era incómodo para pasar el invierno, la mayoría acordó zarpar de allí, por si de alguna manera pudieran arribar a Fenice, un puerto de Creta que mira al suroeste y al noroeste, para invernar allí.
Como sopló una brisa del sur y les pareció que ya habían logrado lo que deseaban, izaron velas e iban costeando a Creta muy de cerca.
Pero no mucho después dio contra la nave un viento huracanado que se llama Euraquilón.
Como la nave era arrebatada y no podía poner proa al viento, nos abandonamos a él y éramos llevados a la deriva.
Navegamos a sotavento de una pequeña isla que se llama Cauda, y apenas pudimos retener el esquife.