Explicación, estudio y comentario bíblico de Hechos 3:6-16 verso por verso
Pero Pedro le dijo: — No tengo ni plata ni oro, pero lo que tengo te doy. En el nombre de Jesucristo de Nazaret, ¡levántate y anda!
Le tomó de la mano derecha y le levantó. De inmediato fueron afirmados sus pies y tobillos,
y de un salto se puso de pie y empezó a caminar. Y entró con ellos en el templo, caminando, saltando y alabando a Dios.
Todo el pueblo le vio caminando y alabando a Dios.
Reconocían que él era el mismo que se sentaba para pedir limosna en la puerta Hermosa del templo, y se llenaron de asombro y de admiración por lo que le había acontecido.
Como él se asió de Pedro y de Juan, toda la gente, atónita, concurrió apresuradamente a ellos en el pórtico llamado de Salomón.
Pedro, al ver esto, respondió al pueblo: — Hombres de Israel, ¿por qué se maravillan de esto? ¿Por qué nos miran a nosotros como si con nuestro poder o piedad hubiéramos hecho andar a este hombre?
El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres ha glorificado a su Siervo Jesús, al cual ustedes entregaron y negaron ante Pilato, a pesar de que él había resuelto soltarlo.
Pero ustedes negaron al Santo y Justo; pidieron que se les diera un hombre asesino,
y mataron al Autor de la vida, al cual Dios ha resucitado de los muertos. De esto nosotros somos testigos.
»Y el nombre de Jesús hizo fuerte, por la fe en su nombre, a este hombre que ustedes ven y conocen. Y la fe que es despertada por Jesús le ha dado esta completa sanidad en la presencia de todos ustedes.