Explicación, estudio y comentario bíblico de Hechos 4:19-31 verso por verso
Pero respondiendo Pedro y Juan, les dijeron: — Juzguen ustedes si es justo delante de Dios obedecerles a ustedes antes que a Dios.
Porque nosotros no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.
Y después de amenazarles más, ellos les soltaron, pues por causa del pueblo no hallaban ningún modo de castigarles; porque todos glorificaban a Dios por lo que había acontecido,
pues el hombre en quien había sido hecho este milagro de sanidad tenía más de cuarenta años.
Una vez sueltos, fueron a los suyos y les contaron todo lo que los principales sacerdotes y los ancianos les habían dicho.
Cuando ellos lo oyeron, de un solo ánimo alzaron sus voces a Dios y dijeron: “Soberano, tú eres el que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay,
y que mediante el Espíritu Santo por boca de nuestro padre David, tu siervo, dijiste: ¿Por qué se amotinaron las naciones y los pueblos tramaron cosas vanas?
Se levantaron los reyes de la tierra y sus gobernantes consultaron unidos contra el Señor y contra su Ungido.
Porque verdaderamente, tanto Herodes como Poncio Pilato con los gentiles y el pueblo de Israel se reunieron en esta ciudad contra tu santo Siervo Jesús, al cual ungiste,
para llevar a cabo lo que tu mano y tu consejo habían determinado de antemano que había de ser hecho.
Y ahora, Señor, mira sus amenazas y concede a tus siervos que hablen tu palabra con toda valentía.
Extiende tu mano para que sean hechas sanidades, señales y prodigios en el nombre de tu santo Siervo Jesús”.
Cuando acabaron de orar, el lugar en donde estaban reunidos tembló, y todos fueron llenos del Espíritu Santo y hablaban la palabra de Dios con valentía.