Explicación, estudio y comentario bíblico de Hechos 5:24-39 verso por verso
Como oyeron estas palabras, el capitán de la guardia del templo y los principales sacerdotes quedaron perplejos en cuanto a ellos y en qué vendría a parar esto.
Pero vino alguien y les dio esta noticia: — He aquí los hombres que echaron en la cárcel están de pie en el templo, enseñando al pueblo.
Entonces fue el capitán de la guardia del templo con los oficiales; y los llevaron, pero sin violencia, porque temían ser apedreados por el pueblo.
Cuando los trajeron, los presentaron al Sanedrín, y el sumo sacerdote les preguntó
diciendo: — ¿No les mandamos estrictamente que no enseñaran en este nombre? ¡Y he aquí han llenado a Jerusalén con su doctrina y quieren echar sobre nosotros la sangre de este hombre!
Pero respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: — Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres.
El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, a quien ustedes mataron colgándole en un madero.
A este, lo ha enaltecido Dios con su diestra como Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados.
Nosotros somos testigos de estas cosas, y también el Espíritu Santo que Dios ha dado a los que le obedecen.
Los que escuchaban se enfurecían y deseaban matarles.
Entonces se levantó en el Sanedrín cierto fariseo llamado Gamaliel, maestro de la ley, honrado por todo el pueblo, y mandó que sacaran a los hombres por un momento.
Entonces les dijo: — Hombres de Israel, cuídense ustedes de lo que van a hacer a estos hombres.
Porque antes de estos días se levantó Teudas, diciendo que él era alguien. A este se unieron como cuatrocientos hombres. Pero él fue muerto, y todos los que le seguían fueron dispersados y reducidos a la nada.
Después de este, se levantó Judas el galileo en los días del censo, y arrastró gente tras sí. Aquel también pereció, y todos los que le seguían fueron dispersados.
En el presente caso, les digo: Apártense de estos hombres y déjenles ir. Porque si este consejo o esta obra es de los hombres, será destruida.
Pero si es de Dios, no podrán destruirles. ¡No sea que se encuentren luchando contra Dios!