Explicación, estudio y comentario bíblico de Hechos 7:30-38 verso por verso
»Cuarenta años después, un ángel le apareció en el desierto del monte Sinaí, en la llama de fuego de una zarza.
Cuando Moisés lo vio, se asombró de la visión; pero al acercarse para mirar, le vino la voz del Señor:
“Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob”. Pero Moisés, temblando, no se atrevía a mirar.
Le dijo el Señor: “Quita las sandalias de tus pies, porque el lugar donde estás es tierra santa.
He mirado atentamente la aflicción de mi pueblo en Egipto. He oído el gemido de ellos y he descendido para librarlos. Ahora, pues, ven, y te enviaré a Egipto”.
»A este mismo Moisés, al cual habían rechazado diciendo: ¿Quién te ha puesto por gobernador y juez?, Dios le envió por gobernador y redentor, por mano del ángel que le apareció en la zarza.
Él los sacó, haciendo prodigios y señales en Egipto, en el mar Rojo y en el desierto por cuarenta años.
Este es el mismo Moisés que dijo a los hijos de Israel: Dios les levantará un profeta como yo de entre sus hermanos.
Este es aquel que estuvo en la congregación en el desierto con el ángel que le hablaba en el monte Sinaí, y con nuestros padres, y el que recibió palabras de vida para darnos.