Explicación, estudio y comentario bíblico de Hechos 7:39-50 verso por verso
Nuestros padres no quisieron serle obedientes; más bien, le rechazaron y en sus corazones se volvieron atrás a Egipto,
diciendo a Aarón: Haz para nosotros dioses que vayan delante de nosotros; porque a este Moisés que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le habrá acontecido.
Entonces, en aquellos días hicieron un becerro y ofrecieron sacrificio al ídolo, y se regocijaban en las obras de sus manos.
Pero Dios se apartó de ellos y los entregó a que rindieran culto al ejército del cielo, como está escrito en el libro de los Profetas: ¿Acaso me ofrecieron víctimas y sacrificios en el desierto por cuarenta años, oh casa de Israel?
Más bien, llevaron el tabernáculo de Moloc y la estrella de su dios Renfán, las imágenes que hicieron para adorarlas. Por tanto, les transportaré más allá de Babilonia.
»En el desierto, nuestros padres tenían el tabernáculo del testimonio, como lo había ordenado Dios, quien ordenaba a Moisés que lo hiciera según el modelo que había visto.
Habiendo recibido el tabernáculo, nuestros padres, junto con Josué, lo introdujeron en la posesión de las naciones que Dios expulsó de la presencia de nuestros padres, hasta los días de David.
Este halló gracia delante de Dios y pidió proveer un tabernáculo para el Dios de Jacob.
Pero Salomón le edificó casa.
»No obstante, el Altísimo no habita en casas hechas por mano, como dice el profeta:
El cielo es mi trono, y la tierra es el estrado de mis pies. ¿Qué casa me edificarán?, dice el Señor. ¿Cuál será el lugar de mi reposo?
¿No hizo mi mano todas estas cosas?.