Explicación, estudio y comentario bíblico de Hechos 7:44-60 verso por verso
»En el desierto, nuestros padres tenían el tabernáculo del testimonio, como lo había ordenado Dios, quien ordenaba a Moisés que lo hiciera según el modelo que había visto.
Habiendo recibido el tabernáculo, nuestros padres, junto con Josué, lo introdujeron en la posesión de las naciones que Dios expulsó de la presencia de nuestros padres, hasta los días de David.
Este halló gracia delante de Dios y pidió proveer un tabernáculo para el Dios de Jacob.
Pero Salomón le edificó casa.
»No obstante, el Altísimo no habita en casas hechas por mano, como dice el profeta:
El cielo es mi trono, y la tierra es el estrado de mis pies. ¿Qué casa me edificarán?, dice el Señor. ¿Cuál será el lugar de mi reposo?
¿No hizo mi mano todas estas cosas?.
»¡Duros de cerviz e incircuncisos de corazón y de oídos! Ustedes resisten siempre al Espíritu Santo. Como sus padres, así también ustedes.
¿A cuál de los profetas no persiguieron sus padres? Y mataron a los que de antemano anunciaron la venida del Justo. Y ahora han venido a ser sus traidores y asesinos.
¡Ustedes que han recibido la ley por disposición de los ángeles, y no la guardaron!
Escuchando estas cosas, se enfurecían en sus corazones y crujían los dientes contra él.
Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo y puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba de pie a la diestra de Dios.
Y dijo: — ¡He aquí, veo los cielos abiertos y al Hijo del Hombre de pie a la diestra de Dios!
Entonces gritaron a gran voz, se taparon los oídos y a una se precipitaron sobre él.
Le echaron fuera de la ciudad y le apedrearon. Los testigos dejaron sus vestidos a los pies de un joven que se llamaba Saulo.
Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba diciendo: — ¡Señor Jesús, recibe mi espíritu!
Y puesto de rodillas clamó a gran voz: — ¡Señor, no les tomes en cuenta este pecado! Y habiendo dicho esto, durmió.