Explicación, estudio y comentario bíblico de Hechos 7:55-60 verso por verso
Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo y puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba de pie a la diestra de Dios.
Y dijo: — ¡He aquí, veo los cielos abiertos y al Hijo del Hombre de pie a la diestra de Dios!
Entonces gritaron a gran voz, se taparon los oídos y a una se precipitaron sobre él.
Le echaron fuera de la ciudad y le apedrearon. Los testigos dejaron sus vestidos a los pies de un joven que se llamaba Saulo.
Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba diciendo: — ¡Señor Jesús, recibe mi espíritu!
Y puesto de rodillas clamó a gran voz: — ¡Señor, no les tomes en cuenta este pecado! Y habiendo dicho esto, durmió.