Explicación, estudio y comentario bíblico de Hechos 8:28-35 verso por verso
regresaba sentado en su carro leyendo el profeta Isaías.
El Espíritu dijo a Felipe: “Acércate y júntate a ese carro”.
Y Felipe corriendo le alcanzó y le oyó que leía el profeta Isaías. Entonces le dijo: — ¿Acaso entiendes lo que lees?
Y él le dijo: — ¿Pues cómo podré yo, a menos que alguien me guíe? Y rogó a Felipe que subiera y se sentara junto a él.
La porción de las Escrituras que leía era esta: Como oveja, al matadero fue llevado, y como cordero mudo delante del que lo trasquila, así no abrió su boca.
En su humillación, se le negó justicia; pero su generación, ¿quién la contará? Porque su vida es quitada de la tierra.
Respondió el eunuco a Felipe y dijo: — Te ruego, ¿de quién dice esto el profeta? ¿Lo dice de sí mismo o de algún otro?
Entonces Felipe abrió su boca, y comenzando desde esta Escritura, le anunció el evangelio de Jesús.