Explicación, estudio y comentario bíblico de Hechos 9:1-7 verso por verso
Entonces Saulo, respirando aún amenazas y homicidio contra los discípulos del Señor, se presentó al sumo sacerdote
y le pidió cartas para las sinagogas en Damasco, con el fin de llevar preso a Jerusalén a cualquiera que hallara del Camino, fuera hombre o mujer.
Mientras iba de viaje, llegando cerca de Damasco, aconteció de repente que le rodeó un resplandor de luz desde el cielo.
Él cayó en tierra y oyó una voz que le decía: — Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?
Y él dijo: — ¿Quién eres, Señor? Y él respondió: — Yo soy Jesús, a quien tú persigues.
Pero levántate, entra en la ciudad, y se te dirá lo que te es preciso hacer.
Los hombres que iban con Saulo habían quedado de pie, enmudecidos. A la verdad, oían la voz, pero no veían a nadie.