Explicación, estudio y comentario bíblico de Isaías 10:12-23 verso por verso
Pero acontecerá que después que el Señor haya acabado toda su obra en el monte Sion y en Jerusalén, castigará también el fruto del corazón soberbio del rey de Asiria y la gloria de sus ojos altivos.
Porque ha dicho: “Con el poder de mi mano y con mi sabiduría lo he hecho, porque soy inteligente. He eliminado las fronteras de los pueblos, he saqueado sus tesoros y he derribado como hombre fuerte a sus habitantes.
Mi mano halló como en un nido las riquezas de los pueblos; y como se juntan los huevos abandonados, así junté yo a toda la tierra. No hubo quien moviera un ala o abriera el pico para chirriar”.
¿Se jactará el hacha contra el que corta con ella? ¿Se ensoberbecerá la sierra contra el que la maneja? ¡Como si el bastón manejara al que lo levanta! ¡Como si la vara levantara al que no es madera!
Por tanto, el SEÑOR Dios de los Ejércitos enviará enfermedad a sus robustos, y debajo de su gloria encenderá una hoguera como fuego abrasador.
La Luz de Israel será por fuego; y su Santo por llama que consume y devora en un día sus cardos y sus espinos.
Consumirá desde el alma hasta la carne, la gloria de su bosque y de su campo fértil; y vendrá a ser como cuando desfallece un enfermo.
Los árboles que queden en su bosque serán tan pocos que hasta un niño los podrá contar.
Acontecerá en aquel día que el remanente de Israel y los de la casa de Jacob que hayan escapado nunca más se apoyarán en el que los golpeó, sino que verdaderamente se apoyarán en el SEÑOR, el Santo de Israel.
¡Un remanente volverá; un remanente de Jacob volverá al Dios fuerte!
Aunque tu pueblo, oh Israel, sea como la arena del mar, solo un remanente volverá. La destrucción está decidida, desbordando justicia.
Pues el SEÑOR Dios de los Ejércitos ejecutará en medio de todo el país el exterminio que está decidido.