Explicación, estudio y comentario bíblico de Isaías 10:5-15 verso por verso
“¡Ay de Asiria, la vara de mi ira! Pues en su mano está puesto el garrote de mi furor.
La mandaré contra una nación impía, y la enviaré contra el pueblo que es objeto de mi indignación, a fin de que capture botín y tome despojos, a fin de que lo ponga para ser pisoteado como el lodo de las calles.
“Pero ella no lo imaginará así ni su corazón lo pensará de esta manera. Más bien, la intención de su corazón será destruir y exterminar no pocas naciones.
Porque él dice: ‘Mis príncipes, ¿no son todos reyes?
¿No es Calne como Carquemis? ¿No es Hamat como Arfad? ¿No es Samaria como Damasco?
Como mi mano alcanzó los reinos de los dioses, a pesar de que sus imágenes talladas eran más que las de Jerusalén y de Samaria;
como hice a Samaria y a sus dioses, ¿no haré así a Jerusalén y a sus ídolos?’ ”.
Pero acontecerá que después que el Señor haya acabado toda su obra en el monte Sion y en Jerusalén, castigará también el fruto del corazón soberbio del rey de Asiria y la gloria de sus ojos altivos.
Porque ha dicho: “Con el poder de mi mano y con mi sabiduría lo he hecho, porque soy inteligente. He eliminado las fronteras de los pueblos, he saqueado sus tesoros y he derribado como hombre fuerte a sus habitantes.
Mi mano halló como en un nido las riquezas de los pueblos; y como se juntan los huevos abandonados, así junté yo a toda la tierra. No hubo quien moviera un ala o abriera el pico para chirriar”.
¿Se jactará el hacha contra el que corta con ella? ¿Se ensoberbecerá la sierra contra el que la maneja? ¡Como si el bastón manejara al que lo levanta! ¡Como si la vara levantara al que no es madera!