Explicación, estudio y comentario bíblico de Isaías 13:2-23 verso por verso
“Levanten bandera sobre un monte desnudo. Alcen a ellos la voz; agiten la mano para que entren por las puertas de los nobles.
Yo he dado órdenes a mis consagrados; asimismo, he llamado a mis valientes, a los que se regocijan en mi triunfo, para que ejecuten mi ira”.
Un murmullo de multitud se oye sobre los montes, como de mucho pueblo, un rumor de reinos y de naciones congregadas. El SEÑOR de los Ejércitos pasa revista al ejército para la batalla.
El SEÑOR y los instrumentos de su ira vienen de una tierra lejana, del extremo de los cielos, para destruir toda la tierra.
Lamenten, porque cercano está el día del SEÑOR; vendrá como destrucción de parte del Todopoderoso.
Por tanto, todas las manos se debilitarán, y todo corazón humano desfallecerá.
Se llenarán de terror; convulsiones y dolores se apoderarán de ellos. Tendrán dolores como de mujer que da a luz. Cada cual mirará con asombro a su compañero; sus caras son como llamaradas.
He aquí que viene el día del SEÑOR, implacable, lleno de indignación y de ardiente ira, para convertir la tierra en desolación y para destruir en ella a sus pecadores.
Porque las estrellas de los cielos y sus constelaciones no irradiarán su luz. El sol se oscurecerá al salir, y la luna no dará su luz.
“Castigaré al mundo por su maldad, y a los impíos por su iniquidad. Haré que cese la arrogancia de los soberbios, y humillaré la altivez de los tiranos.
Haré al ser humano más preciado que el oro fino, y al hombre más que el oro de Ofir.
Por eso haré estremecer los cielos, y la tierra será removida de su lugar, a causa de la indignación del SEÑOR de los Ejércitos en el día de su ardiente ira.
“Como gacela acosada y como rebaño que no tiene quien lo junte, cada cual mirará hacia su propio pueblo, y cada cual huirá a su propio país.
Todo el que sea hallado será atravesado, y todo el que sea tomado caerá a espada.
Sus niños serán estrellados ante sus ojos; sus casas serán saqueadas, y sus mujeres violadas.
“He aquí que yo incito contra ellos a los medos, que no estiman la plata ni desean el oro.
Sus arcos desbaratarán a los jóvenes; no tendrán misericordia del fruto del vientre ni sus ojos tendrán lástima de los hijos.
Y Babilonia, el más hermoso de los reinos, la gloria y el orgullo de los caldeos, será como cuando Dios trastornó a Sodoma y a Gomorra.
Nunca más será habitada ni será poblada de generación en generación. El árabe no pondrá allí su tienda ni los pastores harán recostar allí sus rebaños.
Pero allí se recostarán las fieras del desierto, y sus casas se llenarán de búhos. Allí habitarán los avestruces, y allí danzarán las cabras monteses.
En sus palacios aullarán las hienas, y los chacales en las lujosas mansiones. Su tiempo está cercano para llegar, y sus días no se prolongarán”.