Explicación, estudio y comentario bíblico de Isaías 13:4-17 verso por verso
Un murmullo de multitud se oye sobre los montes, como de mucho pueblo, un rumor de reinos y de naciones congregadas. El SEÑOR de los Ejércitos pasa revista al ejército para la batalla.
El SEÑOR y los instrumentos de su ira vienen de una tierra lejana, del extremo de los cielos, para destruir toda la tierra.
Lamenten, porque cercano está el día del SEÑOR; vendrá como destrucción de parte del Todopoderoso.
Por tanto, todas las manos se debilitarán, y todo corazón humano desfallecerá.
Se llenarán de terror; convulsiones y dolores se apoderarán de ellos. Tendrán dolores como de mujer que da a luz. Cada cual mirará con asombro a su compañero; sus caras son como llamaradas.
He aquí que viene el día del SEÑOR, implacable, lleno de indignación y de ardiente ira, para convertir la tierra en desolación y para destruir en ella a sus pecadores.
Porque las estrellas de los cielos y sus constelaciones no irradiarán su luz. El sol se oscurecerá al salir, y la luna no dará su luz.
“Castigaré al mundo por su maldad, y a los impíos por su iniquidad. Haré que cese la arrogancia de los soberbios, y humillaré la altivez de los tiranos.
Haré al ser humano más preciado que el oro fino, y al hombre más que el oro de Ofir.
Por eso haré estremecer los cielos, y la tierra será removida de su lugar, a causa de la indignación del SEÑOR de los Ejércitos en el día de su ardiente ira.
“Como gacela acosada y como rebaño que no tiene quien lo junte, cada cual mirará hacia su propio pueblo, y cada cual huirá a su propio país.
Todo el que sea hallado será atravesado, y todo el que sea tomado caerá a espada.
Sus niños serán estrellados ante sus ojos; sus casas serán saqueadas, y sus mujeres violadas.
“He aquí que yo incito contra ellos a los medos, que no estiman la plata ni desean el oro.