Explicación, estudio y comentario bíblico de Isaías 14:12-23 verso por verso
¡Cómo has caído del cielo, oh lucero, hijo de la mañana! Has sido derribado al suelo, tú que debilitabas a las naciones.
Tú has dicho en tu corazón: ‘Subiré al cielo en lo alto; hasta las estrellas de Dios levantaré mi trono y me sentaré en el monte de la asamblea, en las regiones más distantes del norte.
Subiré sobre las alturas de las nubes y seré semejante al Altísimo’.
Pero has sido derribado al Seol, a lo más profundo de la fosa.
Los que te vean te contemplarán; reflexionarán ante ti diciendo: ‘¿Es este aquel hombre que hacía temblar la tierra, que sacudía los reinos,
que convirtió el mundo en un desierto, que destruía sus ciudades y que a sus prisioneros nunca les abrió la cárcel?’.
“Todos los reyes de las naciones, todos ellos yacen con honra, cada uno en su morada.
Pero tú has sido echado de tu sepulcro como vástago abominable, como ropa de muertos atravesados a espada, los cuales han descendido a las losas de la fosa como cadáver pisoteado.
No serás unido con ellos en el sepelio, porque destruiste tu propia tierra y mataste a tu propio pueblo. La descendencia de los malhechores jamás será nombrada.
“Preparen el matadero para sus hijos, a causa de la maldad de sus padres. No sea que se levanten y posean la tierra, y llenen la faz del mundo con ciudades.
‘Entonces yo me levantaré contra ellos, dice el SEÑOR de los Ejércitos, y raeré de Babilonia el nombre y los sobrevivientes, los descendientes y la posterioridad, dice el SEÑOR.
La convertiré en posesión de erizos y en pantanos. La barreré con la escoba de la destrucción’”, dice el SEÑOR de los Ejércitos.