Explicación, estudio y comentario bíblico de Isaías 2:3-10 verso por verso
Muchos pueblos vendrán y dirán: “Vengan, subamos al monte del SEÑOR, a la casa del Dios de Jacob, para que él nos enseñe sus caminos, y nosotros caminemos por sus sendas”. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra del SEÑOR.
Él juzgará entre las naciones y arbitrará entre muchos pueblos. Y convertirán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en podaderas. No alzará espada nación contra nación ni se adiestrarán más para la guerra.
¡Oh casa de Jacob, vengan y caminemos a la luz del SEÑOR!
Ciertamente tú has rechazado a tu pueblo, la casa de Jacob, porque ellos están llenos de costumbres orientales y de adivinos, como los filisteos; y hacen tratos con los hijos de extranjeros.
Su tierra se ha llenado de plata y de oro, y sus tesoros no tienen fin. También su tierra se ha llenado de caballos, y sus carros son innumerables.
Además, su tierra se ha llenado de ídolos. Adoran la obra de sus manos, lo que sus dedos han hecho.
El hombre se ha postrado; el ser humano se ha rebajado. Por tanto, no los perdones.
Métete en la roca; escóndete en el polvo ante la temible presencia del SEÑOR y ante el esplendor de su majestad.