Explicación, estudio y comentario bíblico de Isaías 22:1-25 verso por verso
Profecía acerca del Valle de la Visión: ¿Qué, pues, te sucede para que con todo lo tuyo hayas subido a las azoteas?
¡Oh tú, llena de bullicio, ciudad turbulenta, urbe desenfrenada! Tus muertos no fueron muertos a espada ni muertos en guerra.
Todos tus oficiales huyeron juntos; sin arcos fueron apresados. Todos los que se encontraron en ti fueron prendidos juntos, a pesar de que habían huido lejos.
Por esto he dicho: “Dejen de mirarme; lloraré amargamente. No insistan en consolarme por la destrucción de la hija de mi pueblo”.
Porque este es día de alboroto, de atropello y de confusión, de parte del SEÑOR Diosa de los Ejércitos en el Valle de la Visión, para derribar las murallas y gritar a las montañas.
Elam ha tomado la aljaba; Siria ha irrumpido con carros; Quir ha desnudado el escudo.
Y ha sucedido que tus más hermosos valles han quedado llenos de carros, y los jinetes se han ubicado junto a las puertas.
Ha sido quitada la defensa de Judá. En aquel día pusieron la mirada en las armas de la Casa del Bosque.
Vieron que eran muchas las brechas de la ciudad de David, y recogieron las aguas del estanque de abajo.
Contaron las casas de Jerusalén y demolieron casas para fortificar la muralla.
E hicieron una represa entre los dos muros para las aguas del estanque antiguo. Pero no has puesto la mirada en el que ha hecho esto; no han visto a aquel que hace mucho tiempo lo produjo.
Por tanto, en ese día el SEÑOR Dios de los Ejércitos convocará al llanto, al duelo, a raparse la cabeza y a ceñirse de cilicio.
No obstante, he aquí que hay regocijo y alegría. Se matan vacas y se degüellan ovejas; se come carne y se bebe vino: “¡Comamos y bebamos, que mañana moriremos!”.
Esto ha sido revelado a mis oídos de parte del SEÑOR de los Ejércitos: “Ciertamente este pecado no les será perdonado hasta que mueran”, ha dicho el SEÑOR Dios de los Ejércitos.
Así ha dicho el SEÑOR Dios de los Ejércitos: “Anda, ve a ese mayordomo, a Sebna, administrador del palacio, y dile:
‘¿Qué tienes tú aquí, o a quién tienes tú aquí, para que hayas labrado aquí un sepulcro para ti, como los que labran sus sepulcros en los lugares elevados, o los que esculpen su morada en la peña?
He aquí que el SEÑOR te arrojará con violencia, oh hombre poderoso. Él te asirá firmemente
y te enrollará bien como a un ovillo, para lanzarte a una tierra espaciosa. Allá morirás, y allá quedarán tus carros espléndidos, vergüenza de la casa de tu señor.
Yo te depondré de tu puesto y te eliminaré de tu posición.
“‘Sucederá en aquel día que yo llamaré a mi siervo Eliaquim hijo de Hilquías.
Lo vestiré con tu túnica y lo ceñiré con tu cinturón. En sus manos entregaré tu autoridad, y él será el padre de los habitantes de Jerusalén y de la casa de Judá.
Pondré sobre su hombro la llave de la casa de David. Él abrirá y nadie cerrará; él cerrará y nadie abrirá.
“‘Yo lo clavaré como estaca en lugar firme, y será un trono de honra para la casa de su padre.
De él dependerá toda la gloria de la casa de su padre, la prole y la posteridad; y todos los utensilios hasta los más pequeños, desde las fuentes ceremoniales hasta todas las tinajas’.
“En aquel día, dice el SEÑOR de los Ejércitos, cederá la estaca que estaba clavada en lugar firme; se romperá y caerá. La carga que se colgó de ella será destruida, porque el SEÑOR ha hablado”.