Explicación, estudio y comentario bíblico de Isaías 33:1-12 verso por verso
¡Ay de ti, que destruyes, y nunca fuiste destruido; que traicionas, y a tib no teb han traicionado! Cuando acabes de destruir, tú serás destruido; y cuando acabes de traicionar, te traicionarán.
¡Oh SEÑOR, ten misericordia de nosotros, porque en ti hemos confiado! Sé tú nuestro brazo cada mañana; sé también nuestra salvación en el tiempo de angustia.
Los pueblos huyen ante el estruendo del tumulto; cuando tú te levantas, se dispersan las naciones.
El botín fue amontonado como se amontonan las orugas; como se lanzan las langostas, se lanzan sobre él.
¡Exaltado sea el SEÑOR, porque mora en las alturas! Él ha llenado a Sion de derecho y de justicia.
Y él será la seguridad de tus tiempos, un depósito de salvación, de sabiduría y de conocimiento. El temor del SEÑOR será su tesoro.
He aquí que sus héroes claman en las calles; los embajadores de la paz lloran amargamente.
Los caminos nos han quedado desolados; los caminantes han dejado de pasar. Él ha violado la alianza y ha rechazado a los testigos. No ha tenido respeto a los hombres.
La tierra se ha secado y languidece. El Líbano se ha avergonzado y se ha marchitado. Sarón se ha convertido en Arabá; Basán y el Carmelo se han sacudido.
“Ahora me levantaré”, dice el SEÑO “Ahora seré exaltado; ahora seré ensalzado.
Concibieron paja y dieron a luz rastrojo. Su aliento será un fuego que los consuma.
Los pueblos serán completamente calcinados; como espinas cortadas serán quemados en el fuego.