Explicación, estudio y comentario bíblico de Isaías 33:17-24 verso por verso
Tus ojos verán al Rey en su hermosura; verán una tierra que se extiende a la distancia.
Tu corazón reflexionará acerca del horror y dirá: “¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el que pesaba el tributo? ¿Dónde está el que pasaba revista a las torres?”.
Pero no verás más a aquel pueblo insolente, aquel pueblo de lengua difícil de entender, que balbucea una lengua incomprensible.
Contempla a Sion, la ciudad de nuestras solemnidades. Tus ojos verán a Jerusalén, una morada tranquila, una tienda que nunca será desarmada. Nunca serán arrancadas sus estacas ni será rota ninguna de sus cuerdas.
Porque ciertamente allí el SEÑOR será poderoso para con nosotros, un lugar de ríos y anchas corrientes, por donde no irá ninguna embarcación de remos ni una nave poderosa pasará por él.
Porque el SEÑOR es nuestro Juez; el SEÑOR es nuestro Legislador. El SEÑOR es nuestro Rey; él mismo nos salvará.
Tus cuerdas se han aflojado; no pueden sostener el soporte de su mástil ni desplegar la vela. Pero entonces repartirán la presa, un cuantioso botín, y hasta los cojos arrebatarán la presa.
Ningún morador dirá: “Estoy enfermo”. Al pueblo que habite en ella le será perdonada su iniquidad.