Explicación, estudio y comentario bíblico de Isaías 35:1-23 verso por verso
Se alegrarán el desierto y el sequedal. Se regocijará el Arabá y florecerá como la rosa.
Florecerá profusamente; se regocijará en gran manera, y cantará con júbilo. Le será dada la gloria del Líbano, la majestad del Carmelo y de Sarón. Ellos verán la gloria del SEÑOR, la majestad de nuestro Dios.
Fortalezcan las manos débiles; afirmen las rodillas vacilantes.
Digan a los de corazón apocado: “¡Fortalézcanse; no teman! He aquí que su Dios viene con venganza y retribución divina. Él mismo vendrá y los salvará”.
Entonces serán abiertos los ojos de los ciegos, y los oídos de los sordos se destaparán.
Entonces el cojo saltará como un venado, y cantará la lengua del mudo; porque aguas irrumpirán en el desierto, y torrentes en el Arabá.
La arena candente se convertirá en laguna; y el sequedal, en manantiales de agua. En la morada de los chacales habrá pastizales y área de cañaverales y de juncos.
Y habrá allí una calzada a la cual se llamará Camino de Santidad. No pasará por ella ningún impuro. Será para los que siguen el camino, y los simples no se desviarán.
Allí no habrá leones; no subirán por ella fieras voraces, ni se encontrarán allí. Pero caminarán por allí los redimidos.
Los rescatados del SEÑOR volverán y entrarán en Sion con cánticos. Y sobre sus cabezas habrá alegría perpetua. Alcanzarán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido.