Explicación, estudio y comentario bíblico de Isaías 40:1-8 verso por verso
“¡Consuelen, consuelen a mi pueblo!”, dice su Dios.
“Hablen al corazón de Jerusalén y proclámenle que su condena ha terminado y su iniquidad ha sido perdonada, que de la mano del SEÑOR ya ha recibido el doble por todos sus pecados”.
Una voz proclama: “¡En el desierto preparen el camino del SEÑOR; enderecen calzada en la soledad para nuestro Dios!
¡Todo valle será rellenado, y todo monte y colina rebajados! ¡Lo torcido será convertido en llanura, y lo escabroso en amplio valle!
Entonces se manifestará la gloria del SEÑOR, y todo mortal juntamente la verá; porque la boca del SEÑOR ha hablado”.
Una voz decía: — ¡Proclámalo! Y yo respondí: — ¿Qué he de proclamar? — Que todo mortal es hierba, y toda su gloria es como la flor del campo.
La hierba se seca, y la flor se marchita; porque el viento del SEÑOR sopla sobre ella. Ciertamente el pueblo es hierba.
La hierba se seca y la flor se marchita; pero la palabra de nuestro Dios permanece para siempre.