Explicación, estudio y comentario bíblico de Isaías 48:1-11 verso por verso
Oigan esto, oh casa de Jacob, los que son llamados con el nombre de Israel, los que han salido de las entrañasc de Judá, los que juran por el nombre del SEÑOR e invocan al Dios de Israel, pero no en verdad ni con justicia.
Porque dicen pertenecer a la Santa Ciudad y se apoyan en el Dios de Israel, cuyo nombre es el SEÑOR de los Ejércitos.
“Las cosas primeras las manifesté con anticipación. De mi boca salieron; yo las anuncié. Repentinamente las hice, y llegaron a ser.
Porque sé que eres duro, que tu cuello es como un tendón de hierro, y tu frente de bronce.
Por eso te lo declaré desde entonces; antes que sucediera te lo anuncié, no sea que digas: ‘Mi ídolo las hizo; mi imagen tallada y mi imagen de fundición ordenaron estas cosas’.
Tú lo has oído; considéralo todo. ¿Acaso no dirás que es verdad? Desde ahora te hago oír cosas nuevas, y cosas ocultas que tú no sabes.
Hoy han sido creadas, y no en el pasado. No habías oído de ellas antes de este día, para que no digas: ‘He aquí que yo lo sabía’.
Ni tú habías oído de ellas ni nunca las habías conocido. Tampoco fue abierto desde entonces tu oído, porque yo sabía que ciertamente me traicionarías; por tanto, desde el vientre se te ha llamado rebelde.
“Por amor de mi nombre refreno mi furor; para alabanza mía lo reprimo, para no destruirte.
He aquí que te he purificado, pero no como a plata; te he probado en el horno de la aflicción.
Por mí, por amor de mí mismo lo hago; pues, ¿cómo ha de ser profanado mi nombre? ¡No daré a otro mi gloria!