Explicación, estudio y comentario bíblico de Isaías 5:3-23 verso por verso
“Ahora pues, oh habitantes de Jerusalén y hombres de Judá, juzguen entre mí y mi viña.
¿Qué más se podía haber hecho por mi viña que yo no haya hecho en ella? ¿Por qué, pues, esperando yo que diera uvas buenas, ha dado uvas silvestres?
Ahora pues, les daré a conocer lo que yo haré a mi viña: Quitaré su cerco, y será consumida; romperé su vallado, y será pisoteada.
La convertiré en una desolación; no será podada ni cultivada. Crecerán espinos y cardos, y mandaré a las nubes que no derramen lluvia sobre ella”.
Ciertamente la viña del SEÑOR de los Ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de Judá son su placentero vergel. Esperaba el derecho, y he aquí la vileza; esperaba la justicia, y he aquí el clamor.
¡Ay de los que juntan casa con casa y acercan campo con campo, hasta que ya no queda más espacio, y así terminan habitando ustedes solos en medio de la tierra!
El SEÑOR de los Ejércitos ha jurado en mis oídos: “Ciertamente muchas casas han de quedar desoladas; casas grandes y hermosas quedarán sin habitantes.
Una viña de cuatro hectáreas producirá tan solo veintidós litros, y doscientos kilos de semilla producirán tan solo veinte kilos”.
¡Ay de los que se levantan muy de mañana para ir tras la bebida, y siguen hasta la noche, hasta que el vino los enciende!
En sus banquetes hay arpas, liras, tamboriles, flautas y vino; pero no consideran lo que el SEÑOR ha realizado ni miran la obra de sus manos.
Por eso mi pueblo es llevado cautivo, por falta de entendimiento. Sus nobles están muertos de hambre, y su multitud reseca de sed.
Por eso el Seol ensanchó su garganta y abrió su boca sin medida. Allá caerá el esplendor de ella, su multitud, su bullicio y aquel que se divertía en ella.
El hombre se ha postrado, y el ser humano se ha rebajado. Los ojos de los altivos serán humillados.
Pero el SEÑOR de los Ejércitos será exaltado en el juicio; el Dios santo será reconocido como santo por su justicia.
Los corderos serán apacentados en su pastizal, y los cabritos comerán entre las ruinas de los ricos.
¡Ay de los que arrastran la iniquidad con cuerdas de vanidad, y el pecado como con coyundas de carreta!
Ellos dicen: “Dese prisa; apresúrese su obra para que la veamos. Acérquese y venga el plan del Santo de Israel, para que lo conozcamos”.
¡Ay de los que a lo malo llaman bueno; y a lo bueno, malo! Consideran las tinieblas como luz, y la luz como tinieblas. Consideran lo amargo como dulce, y lo dulce como amargo.
¡Ay de los que son sabios ante sus propios ojos, y de los que son prudentes según ellos mismos!
¡Ay de los que son valientes para beber vino, y hombres fuertes para mezclar licor;
y de los que por soborno declaran justo al culpable, y al justo le quitan su justicia!