• Isaías 6:2

    Por encima de él había serafines. Cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies y con dos volaban.

  • Isaías 6:3

    El uno proclamaba al otro diciendo: — ¡Santo, santo, santo es el SEÑOR de los Ejércitos! ¡Toda la tierra está llena de su gloria!

  • Isaías 6:4

    Los umbrales de las puertas se estremecieron con la voz del que proclamaba, y el templo se llenó de humo.

  • Isaías 6:5

    Entonces dije: — ¡Ay de mí, pues soy muerto! Porque siendo un hombre de labios impuros y habitando en medio de un pueblo de labios impuros, mis ojos han visto al Rey, al SEÑOR de los Ejércitos.

  • Isaías 6:6

    Entonces voló hacia mí uno de los serafines trayendo en su mano, con unas tenazas, un carbón encendido tomado del altar.

  • Isaías 6:7

    Y tocó con él mi boca, diciendo: — He aquí que esto ha tocado tus labios; tu culpa ha sido quitada, y tu pecado ha sido perdonado.

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